Elegir notario: Yo decido, yo pago
Siempre se dice que quien paga decide pero, ¿esta afirmación es también verdad en el ámbito notarial? La respuesta es “sí”, pero me gustaría explicaros distintas situaciones.
En la práctica, los notarios vemos en muchas ocasiones cómo los que pagan la factura del notario, no son siempre los que eligen a qué notaría ir.
Esto no plantea problemas cuando no tenemos preferencia por ningún profesional en concreto, por ejemplo: es muy común que a un cliente del banco que firma una hipoteca le pregunten en la oficina: ¿a qué notario quiere ir? ¿Tiene alguna preferencia por alguno en concreto? Y el cliente contesta: “la verdad es que no conozco a ninguno”. Entonces, el empleado del banco que suele trabajar con uno o más notarios acostumbra recomendarle uno de ellos. El cliente seguramente quedará encantado con el trato. Además, aunque el notario sea elegido por el banco no hay duda de su imparcialidad y nos ayudará a comprender la operación. (Por supuesto, si tenéis dudas antes de firmar, ¡preguntádselas!) Os aseguro que los notarios no nos “comemos” a nadie. Hay que perder el miedo a preguntar lo que uno no sabe o no entiende, así es como verdaderamente se aclaran las cosas. No hay que olvidar que cada uno sabe de lo suyo. (Yo puedo ser una profesional del Derecho y saber mucho en este campo, sin embargo, no tengo ni idea de electricidad y si tengo alguna duda en este ámbito no dudaré en preguntar a un profesional). Además, no olvidéis nunca que las consultas ante notario son gratuitas, sólo se cobrará factura por los documentos públicos que se autoricen, pero nunca por asesorar.
Nos podemos encontrar, sin embargo, con una situación nada deseable. Imaginad que quiero comprar una casa y me voy a pedir una hipoteca al banco, me la conceden y entonces les comento que quiero que redacte y autorice la escritura un notario al que conozco porque ya hice mi testamento con él, quede encantada, ya conoce mi situación personal y tengo más confianza. Desgraciadamente, en este punto, me dicen en el banco que ellos trabajan con otro notario “que tiene reconocida su firma y toda la documentación” y que va a ser más fácil y más rápido si lo hacemos en su notaría de confianza. Al final, como queremos que todo vaya rápido, vamos donde nos dicta el banco. Hablo desde la experiencia personal, y de hecho más de un amigo me ha dicho: “me fui a otro notario porque el banco me ponía impedimentos para hacerlo contigo, pensé que iba a tardar más y necesitaba cerrar la operación ya.”
No podemos dejar que nos quiten la libertad en la elección del notario, el que paga decide. Es nuestro derecho y debemos ejercerlo. Como todo en la vida, no dejemos que nos hagan pensar de otra manera ni nos coarten con medias verdades.
En conclusión, si no conocéis a ningún notario no dudéis que todos somos unos buenos profesionales y os aconsejaremos adecuadamente, pero si tenéis preferencia por alguno en concreto, por cualquier causa, tales como: “tengo más confianza con él, mi padre lo conoce o me lo recomendó un amigo…”; no dudéis en defender vuestro derecho a elegir notario, si sois el que pagáis su factura.
Me gustaría incidir en que la libre elección del notario no es tanto por lo que se paga, sino por la confianza que uno tiene en una persona en concreto. En el ámbito de los profesionales, el tema de la confianza es muy importante y si ya se conoce a un notario la gente no quiere cambiar debido a que el profesional ya conoce sus circunstancias personales, y el tema de la centralización en ciertas notarías sí tiene consecuencias.
*Ver otro post sobre este tema de mi compañero Dámaso Cruz.
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