¿Qué son las subrogaciones y para qué sirven?
Una subrogación es el cambio de una persona por otra en una relación jurídica y se puede dar en innumerables casos, pero el que nos interesa en este es la subrogación de acreedor en una hipoteca, es decir, cuando un usuario decide cambiar su hipoteca de banco.
En muchas ocasiones, me sorprende porque cuando firmamos una hipoteca pensamos que estamos obligados a quedarnos con ese banco hasta que terminemos su pago por completo. Sin embargo, ¡esto no es cierto! Siempre podemos intentar cambiar de banco encontrando una mejor oferta. En este caso, la mejor oferta se presenta a nuestro banco actual y este tiene que contestar en un plazo si nos mejora la oferta. Y si no es así, no tenemos obligación de quedarnos con él: podemos acudir a la notaría a firmar nuestro cambio de banco y mejorar nuestras condiciones. Por eso, aunque firmemos una hipoteca por 30 años, no tenemos que conformarnos con las condiciones iniciales que nos dio el banco. Si el mercado hipotecario se ha visto modificado y existen ofertas con mejores condiciones, deberíamos intentar movernos para conseguir un cambio en las condiciones de nuestra hipoteca.
Además, esta subrogación de acreedor no tiene coste de impuestos ni para el banco ni para el deudor, a diferencia de una nueva hipoteca que sí tiene costes de impuestos para el banco, lo que nos puede ayudar a conseguir mejores condiciones.
Mi recomendación personal es que deberíamos ir revisando nuestras hipotecas cada año para valorar como está el mercado hipotecario y ver si estamos en condiciones de mercado o peores. Si estamos en este segundo caso, deberíamos entonces contactar con un nuevo banco o renegociar con el propio para mejorar las condiciones, pero la experiencia me dice que somos “comodones” y una vez concedida una hipoteca no nos volvemos a mover y es un gran error.
En ningún caso la subrogación debería suponer un aumento de tiempo de la hipoteca, ya que sería perjudicial para el deudor.
Hay que dedicar muy poco tiempo, ¡pero es conveniente revisar la hipoteca cada año! De hecho, para aquellos que tengan una hipoteca de interés variable, lo ideal es revisarlo unos meses antes de la revisión del interés. Con lo que te ahorres podrías irte de viaje…
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